lunes, 16 de noviembre de 2015

Influencia hormonal en la lesión del ligamento cruzado anterior

La rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla es una lesión frecuente durante la realización de actividad deportiva. Prácticamente dos tercios de las lesiones del LCA tienen un origen deportivo, afectando población joven y activa con una prevalencia de 3/10.000 habitantes por año. La rotura del LCA supone un tiempo de baja deportiva prolongado, alrededor de 6-9 meses.

El LCA es de una estructura multifibrilar no uniforme en su diámetro con una longitud entre 22 y 41mm y una anchura de 7 a 12 mm, una sección transversal entre 28 y 57 mm. Las fuerzas que ha de soportar no son elevadas, por lo que de hecho el mismo ligamento tampoco  es especialmente resistente.

En relación al sexo, diferentes estudios han puesto de manifiesto que existe mayor riesgo de lesiones de rodilla en mujeres futbolista, especialmente del ligamento anterior cruzado. Entre 2 y 4 veces superior en el sexo femenino respecto al masculino (Walden M, Hägglund M, Werner J, Ekstrand J., 2011).

Parece ser que esta diferencia es debida a las diferencias anatómico-fisiológicas entre hombres y mujeres, entre los cuales hay que hacer especial mención a las influencias hormonales (Barber-Westin, 2009; Griffin, 2000).

Algunos autores han relacionado los cambios en los niveles de estrógenos en sangre con la laxitud del LCA durante el ciclo menstrual, la cual cosa confirmaría la correlación entre ambos factores (Hansen, 2009; Shultz, 2004).

Los estrógenos son hormonas sexuales femeninas principalmente, producidas por los ovarios y, en menor cantidad, las glándulas adrenales. La presencia de diferentes receptores específicos en el LCA y en el músculo humano confirmaría la posible influencia de esta hormona sobre el ligamento.

Otros autores se centran en la presencia de los receptores de estrógeno encontrados en el tejido conectivo y los cambios que se producen en las propiedades de los tendones y ligamentos. (Heitz NA, 1999; Romani W., 2001). Parece ser que los mayores cambios en la laxitud del LCA se producen cuando las concentraciones de estrógenos están en su punto más alto.

Así, parece ser demostrada la relación entre la presencia de ciertas hormonas y el riesgo de sufrir una lesión en el LCA. Futuros estudios han de permitir afinar sobre la relación de las diferentes fases del ciclo menstrual, o los efectos de otras hormonas, como la testosterona o la relaxina, en el riesgo de lesión de LCA.


 Autor: Juan José Zabala

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